El país de los tercios

Por Marcelo Torrez.

La jugada política de la ex presidenta Cristina Fernández, el sábado, cuando anunció que no será candidata a la primera magistratura nacional, sino que acompañará como vice a Alberto Fernández, obligó, como era de esperar, a rápidas reconfiguraciones del tablero electoral.

El cordobés Juan Schiaretti, desde Alternativa Federal, reaccionó asegurando que el espacio que lidera desde que ganara con autoridad en Córdoba recientemente, no irá ni con Cristina, ni con Cambiemos y que buscará alumbrar un candidato competitivo que se meta por el medio de la grieta que, en su visión, sigue más vigente que nunca, aunque Cristina se haya corrido del primer lugar para dejarlo en manos de quien fuera el jefe de gabinete del primer kirchnerismo.

Ayer, casi 48 horas después del bombazo de la líder de Unidad Ciudadana, Roberto Lavagna admitió por primera vez que buscará la presidencia dentro de Alternativa Federal pero siempre y cuando encuentre consenso detrás de su nominación porque no tiene, por el momento, intenciones de someterse a una interna que llamó "internita", en el reportaje que le hiciera Infobae. Antes de esa "internita", se preguntó Lavagna, lo importante es saber dónde estamos: si más cerca de Cristina, si más cerca del gobierno o, como aclaró, en un espacio que sea la síntesis, por afuera dela fractura ideológica. Con esas aclaraciones, Lavagna pareció enviar un mensaje directo a Sergio Massa, otro de los animadores del peronismo republicano, que hoy parece emerger como la figura política más importante a atraer y absorber por la nueva versión del kirchnerismo que intenta liderar Alberto Fernández.

Un paréntesis sobre Lavagna. El economista daba una charla en la Universidad de el Salvador, tras la misma, un periodista de Infobae lo abordó y en la entrevista Lavagna confirmó su lanzamiento como candidato a presidente. Sus declaraciones se conocieron luego del mediodía. Hasta ese momento, el dólar había subido su cotización 50 centavos respecto del viernes. Los especialistas de la timba financiera y de los movimientos del mercado atribuían el alza al anuncio de Cristina de ser parte de una fórmula presidencial secundando a Alberto Fernández. A partir de los dichos de Lavagna, el dólar finalmente bajó y se ubicó 22 centavos más alto que el día viernes. El mismo mercado y los mismos especialistas de la timba que gira alrededor de la divisa norteamericana interpretaron que la baja se correspondía, o que bien era una consecuencia de la intención de Lavagna de jugarse una chance presidencial.

Las especulaciones no se detienen ni se frenan desde que el sábado Cristina decidiera patear el hormiguero de la política argentina. La periodista Silvia Mercado escribió en Infobae que en verdad la movida de la ex presidenta tiene como fin unir a todo el peronismo detrás de una fórmula conjunta y que, si es necesario, ofrecería a los gobernadores su propio lugar para ser parte de la nueva entente. Eso significaría, ni más ni menos, que Cristina se podría bajar por completo de una fórmula presidencial a cambio de que le permitieran nominar a los candidatos a senadores nacionales por las provincias gobernadas por el PJ.

El desbarajuste es descomunal. Es momento de definiciones centrales y el tiempo se acorta. Mañana, Schiaretti reunirá en Córdoba a Lavagna -que irá al cónclave con la idea de que se lo nomine por aclamación a la presidencia y sin someterse a la interna-, Sergio Massa, Juan Manuel Urtubey y Miguel Ángel Pichetto. El anfitrión cordobés tiene en sus manos el inmenso desafío de hacer sobrevivir el espacio ante el avance de Cristina y de Fernández que amenaza con comerle los peones y vaciarlo de figuras, por, sobre todo.

Mientras tanto desde Mendoza, Cornejo no deja la rosca. Lo acompaña en la cruzada, desde el norte, el jujeño Gerardo Morales. Ambos tienen la misión de dejar abrochado el documento que discutirá la convención del partido el lunes que viene en Buenos Aires. Ese documento, por, sobre todo, discutirá la ampliación de Cambiemos y también la posibilidad de encumbrar a un candidato propio para disputar una interna en el espacio que gobierna. Una interna siempre y cuando Mauricio Macri sea el candidato. Eso era, al menos, el esquema que tenía enfrente el radicalismo hasta el sábado. El panorama desde el anuncio de Cristina ha sido modificado.

Ha cambiado porque Macri tiene, en teoría, más problemas que antes frente al hecho de que Cristina no será la cabeza de la fórmula K, aunque el macrismo diga que Cristina sigue estando. El efecto de Cristina ha logrado confundir a sus adversarios, porque para los fieles adeptos del kirchnerismo ella está. No hay que ir más lejos para corroborar esto que dicen los más cercanos a Cristina: en Mendoza, Anabel Fernández Sagasti, la precandidata a gobernadora por Unidad Ciudadana dentro del peronismo abona esa idea. "Ella vuelve", dice Anabel. Pero para otro sector, desencantado con el gobierno del presente y que no votaría por Cristina a presidenta, puede hacerlo ahora con Fernández, considerado más un dialoguista y componedor. Además de intentar atraer al peronismo del centro, Cristina intenta también ampliar la base social de sustentación del espacio.

Volviendo al oficialismo, es incierto el futuro del intento radical por ampliar Cambiemos. Porque si Alternativa Federal se reconfigura, o logra reinventarse y ganar protagonismo otra vez, estará representando a ese tercio de los ciudadanos que quieren otra cosa, algo distinto al presente, pero también al pasado. En verdad, alrededor de un 60 por ciento de los argentinos no quiere ni a Cristina ni a Macri en la presidencia. Aquí en Mendoza ese porcentaje se ubica alrededor del 54 por ciento. Entonces, ¿cómo hacer para ganarlo?, ¿qué hacer?, y ¿con quién? Esas son las preguntas sin respuesta del momento.

Puede que, de no surgir más novedades de las que aparecen día tras día en la incierta Argentina y de configurarse el esquema de tres tercios que está apareciendo, el oficialismo deberá ser más oficialismo que nunca. Y no hay que descartar que los radicales puedan seducir a algo del progresismo que es tentado por todos. Una utopía para algunos, casi irrealizable. Pero los radicales pueden explorar algo en ese sentido si es que le plantean la interna a Macri. Entonces, la gran pelea sería por salir de las PASO con chances, soñando con capitalizar el voto "en contra de", más que el voto útil o "en favor de".

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