Opinión

Un destino, ¿sin destino?

Por Marcelo López Álvarez.

Por Marcelo López Álvarez

 Otra vez la historia repetida, otra vez el cúmulo de preguntas sobre hacia dónde va la economía y de cuál será el destino de lo que parece no tener un destino.

La nueva escalada del dólar dejó en claro que el Gobierno tiene un margen de maniobra cada vez más acotada. Los dueños del circo mostraron claramente que no permitirán que los elefantes se escapen. El mínimo atisbo del Central de comenzar una política más fuerte de baja de tasas de interés fue suficiente para que se lanzara el operativo de salida de las posiciones en pesos para volver a dólares, acompañado por los pequeños y medianos ahorristas que siguieron el instinto argento de pintarse de verde ante el menor peligro o el comienzo del año electoral.

En apenas tres días el Banco Central se vio compelido a devolver poco mas de 5 puntos de las tasas que había recortado, para así sofrenar la escalada del dólar que amenazó con trasladarse a la inflación rápidamente.

Las consultoras que se quedaron cortas en enero ya hablan del 4% para febrero y un arrastre persistente para marzo, mes tradicionalmente difícil potenciado además por los aumentos tarifarios.

La primera prueba de fuego del equipo económico en el tramo de esta gestión del BCRA fue fallida, apenas las tasas de las LeLiq amenazaron con ponerse en línea con la inflación real de los últimos 12 meses, el Mercado le respondió en cuestión de horas amenazando con una nueva corrida. El Ejecutivo no tuvo más que ceder rápidamente: si la paralización ya casi absoluta de la economía interna lo tiene contra las cuerdas, una nueva corrida con el proceso inflacionario desbocado sería un golpe definitivo a cualquier aspiración de revalidar títulos.

La famosa figura del que se encierra con el león y se come la llave comienza a hacerse recurrente en el mundo empresario. Salvo los sectores ya conocidos, monopólicos o concentrados donde casualmente funcionarios y amigos tienen intereses y acumulan ganancias inusitadas, el resto ve cómo día a día la esperanza de reactivación queda más lejos.

Mientras en Mendoza discutimos y buscamos soluciones la crisis vitivinícola, la realidad marca que será muy difícil encontrar soluciones sectoriales, como aseveró un dirigente del sector "no está mal la vitivinicultura, está mal todo". Un informe de la Focus Market conocido el viernes destaca que la venta de gaseosas cayó un 21% en promedio, pero no solo en las primeras marcas, también las segundas que perdieron 8% en venta interanual y con aumentos de precios según las marcas de entre el 40 y el 60 % entre enero del año pasado y este.

La fiesta de las Lebacs, LeLiq, bonos, plazos fijos y todo instrumento financiero creado o por crearse también ayuda a terminar cualquier vestigio de reactivación de consumo. El colega Matías Ortega, de Ámbito Financiero, detectó que los costos de financiación total para la compra de electrodomésticos en cuotas en las principales cadenas del país llegan al 111% en 6 cuotas, 119% en 12 cuotas y hasta el 237% en 24 cuotas. Así no hay posibilidad alguna de reactivar el mercado interno. Hasta la UIA salió a advertir de una importante caída del empleo industrial.

La reprimarización de la economía argentina -y hasta se podría ser un poco más arriesgado y extender la situación a la región- es un hecho. La reciente gira del Presidente por Asia fue un claro ejemplo, mientras la Argentina vendía huevos, limones y naranjas, el Premier de India pedía que dejemos entrar electrodomésticos asiáticos.

Mientras tanto, el furor exportador que el Gobierno prometía y confiaba sigue sin aparecer. A pesar de la devaluación las exportaciones cayeron el 4,7% según los números oficiales del INDEC y si la balanza comercial se muestra apenas superavitaria, es por la fuerte caída de importaciones, pero no solo de bienes de consumo sino fundamentalmente de capital, que son los necesarios para producir.

En este contexto, como ya lo hemos dicho más de una vez, las economías regionales son doblemente castigadas porque su competitividad es nula y sus mercados no reaccionan por lo que sus productos pierden valor hasta hacerlos despreciables. Las historias de productores que dejan sus peras, manzanas, duraznos en las plantas hasta que caigan de maduros, se multiplican no solo en Mendoza.

La realidad parece ser más fuerte que cualquier relato o esperanza y no hay respuestas de ningún tipo y las actitudes oficiales parecen llegar ya al desprecio. El último jueves el Ministro de la Producción Dante Sica dejó plantada a toda la cúpula de Coninagro después de haberlos convocado él mismo a una reunión en su ministerio.

En resumidas cuentas, la presión crece, las soluciones no aparecen y como la sabiduría popular siempre lo predijo, el horno no está para bollos.

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