Opinión

Una nueva creación, la hiperestanflación

Por Marcelo López Álvarez

Por Marcelo López Álvarez

La primera semana de enero fue pródiga en datos para terminar de cerrar el 2018. Nada cambió de lo que venimos escribiendo cada semana. Aunque con la catarata de planillas que se conocieron, bien se podría hablar de una nueva creación de este equipo económico: la Hiperestanflación.

Habría que revisar mucho Google para encontrar periodos similares donde, a pesar de la profunda caída de la actividad industrial y comercial, la inflación parezca indomable y también habría que googlear mucho para encontrar un Gobierno que ante esta situación tome medidas para profundizarla y no para combatirla.

Al contrario de lo que pasó en el anterior año electoral, el gobierno se ve compelido por el FMI a no desviar la mira del objetivo ajuste. No hay reactivación posible por más año electoral que sea o aparezca en el horizonte.

Hemos explicado reiteradamente sobre la posibilidad del famoso efecto del rebote del gato muerto, pero con los indicadores sobre la mesa da la sensación que el gato no solo está muerto, sino embalsamado y bien durito por lo que es más factible que cuando se estrelle contra el piso se rompa en vea de rebotar.

La esperanza de salvación de la cosecha no solo parece quedar lejana por las condiciones climáticas, sino también por la actitud que toman los pooles exportadores que congregan el envío de granos al exterior. Como ya lo hemos dicho en reiteradas oportunidades por qué traerían sus dólares (excepto lo estrictamente necesario) si el Ejecutivo les permite no traerlos nunca. En efecto, durante 2018 el sector amigo del gobierno liquidó 6% menos en dólares que en 2017. Un poco por la sequía, pero en gran medida por la especulación y las facilidades inauditas que da el equipo gobernante, los agroexportadores le niegan al Estado su necesidad más acuciante por estos días: dólares genuinos.

El boom de la energía también entró. en zona de riesgo, el recorte de un plumazo a los subsidios a la extracción de gas que sumaban unos 1.500 millones de dólares que se repartían entre media docena de amigos, pone en riesgo la esperanza Vaca Muerta y la supuesta explosión de la exportación de energía.

Lentamente el club de amigos va sintiendo que pierde lugar en la mesa, para dejarlo en manos de los mandatos claros del programa económico trazado en el frío invierno del Norte.

No importa quien caiga, lo que importa es el déficit cero que es inalcanzable por propia definición de la política que se aplica. Los datos de la recaudación de la AFIP dan cuenta de esta máxima que el gobierno y la ortodoxia desoyen. La recaudación impositiva perdió por casi 10 puntos contra la inflación, producto del ajuste que destruyó la economía y el mercado. La reacción de manual del mejor equipo es profundizar el ajuste y aumentar impuestos transformando la realidad en un círculo vicioso del que nunca podrá salir. Nadie puede alegar su propia torpeza como defensa.

La actividad económica llegó en el fin de año a un punto de caída que solo resiste comparación con la crisis de principios de este siglo. Si repasamos algunos números veremos qué, el consumo privado cayó un 9,9%, la inversión el 7%, el consumo público un 1,5% y las exportaciones, a pesar de la mega devaluación y los etcéteras, apenas subió el 5%.

La actividad económica cayó en un 4,4% , la actividad industrial el 4%, la pérdida del salario real de casi 20% afectó las ventas minoristas que a noviembre perdían el 16% interanual, con datos agravantes como que el consumo de alimentos y bebidas cayó más de 3 puntos.

En este impresionante contexto de indicadores de la economía real, en 10 días el INDEC dará a conocer la inflación de diciembre que dejará un anualizado por arriba del 49%. Por eso hablar de Hiperestanflación no parece un despropósito.

La catarata de aumentos de servicios públicos y transporte, por más subestimados que estén en las mediciones del INDEC, más el arrastre de 2018, dan como resultado un primer trimestre de 2019 de inflación por lo menos alta.

Las esperanzas de reactivación que el Presidente suele usar en sus discursos tienen tan poco fundamento que el propio FMI pronostica una caída del PBI del 1,7% para el 2019, pero lo que podría ser más preocupante aún que las falsas esperanzas, es la poca conexión que suelen tener los funcionarios económicos con la realidad mundial.

Más allá de sus apuestas políticas que en el orden global poco éxito han tenido, su mirada de la economía mundial también es por lo menos inocente, sueñan desarrollos exportadores cuando el mundo está vendedor y no comprador por ejemplo, o creen para peor que se puede ser indemne a un planeta económico que está a las puertas de una nueva crisis.

Con el final del año se conoció en informe del FMI sobre el endeudamiento global. La deuda total del mundo alcanzó su máximo histórico con el equivalente al 225% del PBI mundial. Es decir que se debe 2 veces y cuarto lo que producen las economías de todos los países del mundo juntos, además en un contexto global de economías que entran por lo menos en estancamiento.

Con este nivel de deuda global, la Argentina que debe (según números oficiales) el equivalente al 95% de su PBI, es un organismo ultra frágil al mínimo resfrío, sin embargo, los funcionarios siguen jugando con fuego, apostando a la salvación de los capitales volátiles y tasas altísimas para evitar que el dólar se dispare en el año en que se vota.

Así arrancamos enero y los Reyes parecen empeñados en no dejaros ninguna esperanza al pie del arbolito. 

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