Reseña

"Fenómena Frida": una obra de arte de alto vuelo

Por Eugenia Cano

El público mendocino tuvo la oportunidad de ver en el Teatro Independencia el espectáculo "Fenómena Frida", que encabeza la bailarina Patricia Baca Urquiza y el prestigioso Maximiliano Guerra. Una propuesta inspirada en la vida y figura de la pintora mexicana que conjuga la danza, el teatro y la plástica.

Hay tantas lecturas como múltiples escenarios posibles para representar la historia de la mujer que se convirtió en un icono del arte latinoamericano, pero también en símbolo de resistencia existencial ante los embates físicos y emocionales que padeció. Esta obra, con dirección y puesta en escena de Marlen Puello, se la juega hasta el detalle para ofrecer una performance con un alto grado de dramatismo y de belleza conceptual.

Foto: Cristian Lozano. 

"Viene la muerte echando rasero, se lleva al joven también al viejo", canta Lila Downs cuando el personaje femenino de la Santa Muerte, popular en el país azteca, aparece en el centro del escenario mientras unas bailarinas danzan a su alrededor. El tono festivo de la canción -a pesar de la letra- anticipa el fatal y perturbador pulso que tendrá la puesta después. Sin resignar en ello, poesía.

Cada cuadro del espectáculo es una obra de arte en sí mismo. Por la dirección de luces, por la música, por la utilización del efecto acústico del sonido, por el vestuario, por los elementos escenográficos, y por supuesto, por la sólida interpretación del elenco.

Foto: Cristian Lozano.

Los momentos de la vida de Frida Kahlo dialogan entre sí por metáforas escénicas de estética conmovedora. Como cuando Guerra en la piel de Diego Rivera corona de flores a su nueva conquista consagrándola a su lado. O cuando Baca en el rol de Frida, baila y se espeja en Magalí Baratini, quien hace de hermana de la pintora y también amante de Rivera. Probablemente dos de los momentos más altos de la pieza (aunque hay de sobra).

"Fenómena Frida" es un trabajo inquietante y jugado. Una obra de lenguajes contemporáneos donde la teatralidad marca el tiempo de la danza y no al revés (aspecto que puede haber sorprendido a un público que asistió atraído por la trayectoria clásica del prestigioso bailarín y coreógrafo argentino). La pareja protagónica hace gala de su destreza y oficio y las pone al servicio de un homenaje pintado con pasión, tragedia, dolor y mística. Imposible no aplaudir de pie tanta belleza.

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