Torrez en Andina: "Más castigo a los sectores medios: compensar a las energéticas"

En su columna habitual de todos los días en el programa Sin Verso, que se emite por Radio Andina 90.1 de lunes a viernes de 7 a 10, el periodista analiza la actualidad local y nacional. Aquí la columna completa. 

A ocho meses de que arranque el proceso electoral que determinará la suerte de la coalición Cambiemos en su pretendido objetivo de seguir gobernando el país partir del 2019 en adelante, nadie puede augurar un resultado más o menos cierto. Pero de lo que no hay dudas, en el presente y posiblemente también para los próximos meses, es del mal humor generalizado que puede agudizarse por las razones obvias que se conocen y que están allí a la vista de todos, y por otras decisiones que ha tomado recientemente la administración de Mauricio Macri que tendrán su impacto desde el año que viene.

La más importante de las últimas medidas resultó ser una sorpresa mayúscula para los ciudadanos, incluso mucho antes de que asuma de forma consciente y efectiva. El viernes, la Secretaría de Energía autorizó a las distribuidoras de gas a trasladar a sus usuarios el impacto que deberán afrontar con las generadoras de energía por el aumento del dólar entre abril y setiembre pasado. Se trata de un plus que compensa, a las generadoras, el gas que les vendieron a las distribuidoras durante el invierno a un precio que la secretaría de Energía fija semestralmente.

En el verano, las distribuidoras deben pagar la diferencia. Pero, para ser claros por si existe alguna duda todavía, seremos los clientes los que afrontaremos esa diferencia que surge por haber comprado un gas a un poco más de 20 pesos cuando hoy oscila los 40. El plus, ese cargo compensador que dejará a mano a las distribuidoras con las generadoras y que deberán pagar los clientes, regirá a partir de enero del 2019 incluyendo todo el 2020. Las cuotas serán mensuales y consecutivas y se presentarán en la factura en columnas separadas de las que reflejan el consumo y el cargo mensual. Se trata de unos 10 mil millones de pesos que los consumidores deberán aportar de más, independientemente de los aumentos previstos y ya autorizados, más los que puedan llegar a regir en los próximos meses.

La medida fue anunciada el viernes por resolución de la Secretaría de Energía, a sólo cinco días después de que comenzará a operar el último aumento del 34,7 por ciento en la tarifa para este mes de octubre.

Será un golpe más al bolsillo de los argentinos, en un contexto recesivo que puede que se extienda en el 2019, pese a algunas previsiones optimistas del elenco de gobierno. Si la inercia de un 2018 muy duro se extiende para el año próximo, los argentinos padeceremos, después de 17 años, dos años de contracción absoluta de la economía. Es lo que el gobierno de Macri quiere evitar, pero la realidad hoy les devuelve datos absolutamente diferentes a sus previsiones.

Tampoco acierta en las reacciones. Frente a la sorpresa y a la queja que apareció tras la resolución del viernes, Javier Iguacel, el responsable de la secretaría, no tuvo mejor idea que afirmar que el enojo viene de parte exclusivo de sectores kirchneristas. Lo hizo en una entrevista radial el sábado por la mañana. Luego pidió disculpas.

Pero el daño de su declaración previa ya estaba hecho. Es, en verdad, un reflejo de cómo se juega el partido entre algunos jugadores, la mayoría, del Ejecutivo, del gabinete nacional y el kirchnerismo. Lo de Iguacel vino joras después de que Cristina Fernández de Kirchner criticara la resolución y anunciara la presentación de un proyecto en el Senado pidiendo su derogación. Lo hizo, claro está, con su particular estilo.

Hay un problema, de todos los que existen ya. Es el circunscribir el debate a una estricta pelea entre macrismo y kirchnerismo. Lo que supone, especialmente para la inmensa mayoría de personas que hoy no están pensando en la pelea electoral del año próximo, porque sufren el momento y buscan atarse a diferentes vías de supervivencia, una absoluta falta de respeto, destrato e inconsideración. Porque es esa gente, la que no juega el partido de la grieta, ni se beneficia de ella, ni especula, la que banca la crisis.

Ni en este ni en otros episodios hubo explicaciones convincentes de por qué se hacen las cosas y qué es lo que se pretende. Recién anoche Iguacel en declaraciones a la televisión porteña sostenía que el mecanismo de compensación está previsto por ley. Y que por la devaluación en esta oportunidad está vinculado con el precio del producto, pero que cuando se llegue a un momento de equilibrio entre producción propia, abastecimiento y consumo será por volúmenes.

Como sea, las preguntas de la inmensa mayoría castigada es saber quién compensa a los que bancan y cuánto más se podrá aguantar en una situación así. Para esa pregunta hoy no hay respuestas, con la excepción de las habituales llamaradas destempladas de funcionarios, como Iguacel, que pierden la compostura muy a menudo.

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