27 de marzo de 1977

Tenerife, a 40 años de la mayor tragedia aérea de la historia

En plena pista de despegue, chocaron dos aviones Boeing 747, causando la muerte de 583 personas.

Por Sección Internacionales

"Había una nube de humo altísima y unas llamas de más de 60 metros. Aquello impresionaba". A sus 62 años, Pedro Verde no puede olvidar lo que vio hace cuatro décadas, cuando en la isla española de Tenerife tuvo lugar la mayor tragedia área de la historia, que dejó 583 muertos.

Aquel 27 de marzo de 1977 se encontraba haciendo el servicio militar en el cuartel ubicado junto al aeropuerto de Los Rodeos cuando, en plena pista de despegue, chocaron dos aviones Boeing 747, uno de la compañía holandesa KLM y otro de la americana Pan American Airlines (Pan Am).

"De repente se escuchó un estruendo muy fuerte. Había gente viendo la televisión en el cuartel y... ¡plas!, los televisores explotaron. Nos preguntamos: ¿qué ha pasado? Y al salir vimos a lo lejos un gran fuego", cuenta a dpa este español.

Tras el accidente, y en medio del caos inicial, algunos de sus compañeros de cuartel fueron enviados al aeródromo, entonces única puerta de entrada por aire a una de las islas más turísticas de España, para ayudar en las tareas de rescate y extinción.

"Allí estaban los bomberos y los militares, pero no podían hacer prácticamente nada porque había unas llamas impresionantes", relata Verde. "Por lo que nos contaron, solo quedaban restos de chapa".

El suceso conmocionó a todo el país y a buena parte del mundo, hasta el punto de que marcó un punto de inflexión en la historia de la aviación civil internacional y cambió sus normas y protocolos con el objetivo de evitar un accidente similar.

Las primeras pesquisas apuntaron a un fallo humano, pero tiempo después los estudios revelaron una cadena de circunstancias fatales que desembocaron en tragedia. En los dos "Jumbo", el modelo civil más grande en aquella fecha, viajaban en total 644 personas, la mayoría turistas de Estados Unidos y Holanda.

Ambos aviones debían haber aterrizado ese día en el aeropuerto de la vecina isla de Gran Canaria, pero una bomba colocada por un grupo independentista regional -Mpaiac- y el aviso de un segundo artefacto obligaron a cerrar el aeródromo y a desviar los vuelos a Tenerife, cuyo aeropuerto era más pequeño.

La única pista de despegue de Los Rodeos se vio entonces colapsada. Además, había niebla. "Era un día muy difícil, de unas condiciones meteorológicas muy malas", explicó años después en una entrevista televisiva Fernando Azcunaga, el controlador aéreo encargado de dar las órdenes de despegue aquel día.

Las conversaciones grabadas segundos antes de la colisión sugieren que hubo problemas en las comunicaciones entre la torre de control y los aviones. Y también un malentendido: todo apunta a que en el avión de KLM solo recibieron un "ok" del controlador, que pudieron haber dado por bueno, y no las palabras que éste decía a continuación: "Prepárese para el despegue, le llamaré".

En todo caso, la orden de despegue nunca se produjo. Según investigaciones posteriores, el piloto puso en marcha los motores antes de recibir el "ok" definitivo. "Yo no le había dado ninguna autorización. Y un avión no puede despegar sin autorización", aseguró Azcunaga en 1997 al programa "Informe Semanal", emitido en la televisión pública española.

El Boeing de KLM sorprendió al de Pan Am en plena pista. Así lo relataba en 2004 al diario español "La Opinión de Tenerife" el copiloto de la aeronave americana, Robert Bragg, quien logró salir con vida junto a otras 60 personas.

"Solo cuando vi las luces me di cuenta de que se estaba moviendo, pero no me lo creía. Fue una sensación de shock. No creía lo que estaba pasando. Le dije al comandante: '¡Sal de pista, sal de pista!'", explicaba Bragg, quien falleció el pasado febrero a los 79 años.

Los comandantes de ambas aeronaves fueron conscientes de la tragedia que se avecinaba durante unos segundos. Ambos trataron de evitar el choque: el de KLM intentando despegar antes de toparse con el avión de Pan Am, cuyo piloto maniobraba para tratar de salir de la pista.

No lo consiguieron. El avión holandés empezaba a elevarse cuando impactó contra la otra aeronave. Tras la colisión, se estrelló contra el suelo. Segundos después, ambos explotaron.

Desde hace diez años, un monumento con forma de escalera de caracol hacia el cielo -diseñado por el artistaholandés Rudi van de Wint- recuerda a las 583 víctimas del accidente más mortal de la historia de la aviación civil. Desde allí, en el parque Mesa Mota de la ciudad tinerfeña de San Cristóbal de La Laguna, se pueden ver las pistas del aeropuerto en los días despejados.


Fuente: DPA

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