Calidad de vida

El juego como herramienta de aprendizaje

Jugando aprendemos las reglas de las buenas interacciones, exploramos los límites del mundo y de las personas.

Por Sebastián Arizu - Instructor Método DeRose

Entre todas las herramientas que tenemos para enfrentar o transformar las circunstancias que puedan parecernos incómodas, la que me parece menos explorada es el juego, y es una capacidad que solo requiere reconciliarse con ser un poco más como éramos de pequeños. Hasta lo más negativo puede minimizarse con este contacto interno.

Jugar y bromear es fundamental para reafirmar las relaciones; requiere confianza y también refuerza la confianza, promueve la tolerancia y libera las tensiones que pueden generarse en la cotidianeidad de los vínculos. Jugando aprendemos las reglas del juego de las buenas interacciones, exploramos los límites del mundo y de las personas.

Los primatólogos, en particular aquellos que estudian a nuestros primos más cercanos, los bonobos, observaron que ellos utilizan el juego para sublimar y descontracturar los problemas derivados de las relaciones de poder. Nos invitan a adoptar el juego como una dádiva de la evolución, ya que representa una de las claves para adaptarnos al mundo cambiante.

Se me ocurren pocas circunstancias en la cuales el ánimo lúdico pueda no resultar apropiado. No significa no tomarse las cosas en serio, no es juego de niños para los adultos. Justamente los momentos en que tal vez parezca menos adecuado, pueden ser aquellos en los que es más urgente.

Lejos de ser frívolo o ingenuo, el "buen humor" resulta en un optimismo inteligente, en un enfoque de confianza en las infinitas posibilidades humanas para transformar los acontecimientos, o al menos la forma en la cual los vivenciamos.

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