primera cámara del crimen

Mi papá le pegaba patadas y piñas a mi mamá

Un crudo relato se escuchó durante el juicio contra Ricardo Muñoz, el hombre acusado de matar a golpes a su esposa.

Por Gabriela Guilló

Mirta Beatriz Naranjo (45) fue salvajemente golpeada en julio de 2013 y tras estar dos meses agonizando en el hospital Central, el 20 de setiembre murió. Por el hecho fue encarcelado su marido, Ricardo Alberto Muñoz (63), y esta mañana comenzó en la Primera Cámara del Crimen el juicio en su contra.

Con una demora de más de una hora, ya que el abogado defensor de Muñoz -Marcelo Canale- no llegaba, arrancó el debate por homicidio preterintencional que podría condenar al técnico mecánico y comerciante de Capital a 25 años de prisión.

Durante la primera audiencia se escuchó el testimonio de la médica de guardia del Central que atendió a Naranjo en el mes de julio y el de una de las hijas del matrimonio.

Cintia Muñoz (25) fue la encargada de llevar ese día de julio a su madre al Central para su internación y fue quien confirmó los malos tratos a los que era sometida la mujer durante el matrimonio.

La joven frente al tribunal presidido por Víctor Comeglio indicó “sufríamos mucho maltrato físico, no podíamos dormir, no podíamos vivir”.

La violencia doméstica, de la que tiene recuerdos Muñoz, comenzó cuando ella tenía alrededor de 15 años.

“Mi papá tomaba mucho alcohol y eso lo ponía violento. Por las noches se las agarraba con mi mamá. La golpeaba y yo con mis hermanos se la teníamos que sacar de las manos. Un día, la obligó a tirarse al piso y le prendió fuego con un encendedor y un diario. Cuando nos íbamos a dormir empezaba a los gritos y recriminaciones. Le tiraba mucho el pelo, le pegaba trompadas y patadas en la espalda”, dijo.

Por esto, la joven y su madre en marzo de 2012 realizaron una denuncia policial por lesiones y amenazas. Ese día, relató Cintia, “mi mamá tuvo que salir a la vereda gritando y pidiendo auxilio porque no aguantaba más”.

A pesar de la denuncia, los malos tratos continuaron, hasta julio de 2013 cuando la joven se despertó y vio a su madre desnuda, con hematomas en todo el cuerpo y en estado de shock.

“Esa mañana fui a la cocina y vi a mi papá en la puerta del baño y a mi mamá adentro, desnuda y llena de hematomas. Temblaba y estaba en estado de shock, como ida. Cuando le pregunté a mi papá que había pasado me dijo que él no le había hecho nada y que yo me ocupara. Traté de bañarla, estaba llena de vómito, y cuando le corrí el pelo de la cara le vi un hematoma inmenso, como un huevo en la frente, uno en el pómulo, en el pecho, en el mentón y en el cuello tenía dedos marcados. Parecía un monstruo y no podía hablar. Lo único que alcanzó a decirme cuando le pregunté que le pasó fue: ‘él’ –en alusión a su padre-“, sostuvo.

En el hospital confirman que la Naranjo presentaba un derrame cerebral y fue operada. Pasó dos meses en terapia intensiva hasta que en setiembre murió.

Si bien la defensa de Muñoz intentó indagar sobre las causas por las que el hombre era violento, la hija solo pudo indicar que por versión de su padre, la mujer le era infiel con un empleado, aunque esto nunca fue confirmado.

“Él siempre hablaba a los gritos y ella era muy tranquila, sumisa, muy buena mamá y creo que muy buena esposa. No tenía carácter fuerte. Un día nos dijo que no se separaba por miedo y que si nos tuviera a nosotros, ella no estaría”, agregó.

Las amenazas del hombre continuaron tras la muerte de su esposa, desde la prisión, cuando presionaba a sus hijos para que contrataran a un abogado y lo sacaran de la Casa de Piedra.

“Nos decía que iba a salir de la cárcel e iba a cometer una masacre”, declaró la joven y confirmó que si bien con su padre nunca les faltó dinero, “lo que necesitábamos era cariño”.

Por su parte, la médica de guardia del Central, Andrea Matai, declaró que “ese día de julio asistí a la paciente que llegó en silla de ruedas y acompañada por sus dos hijos y una mujer. Tenía trastorno de conciencia por un traumatismo de cráneo y de tórax. La hija me dijo que tenía antecedentes por violencia doméstica”.

Si bien la profesional no pudo precisar si fehacientemente se trataba de lesiones por golpes, dijo que “es probable que los hematomas sean consecuencia de una golpiza”.

La causa

Muñoz tiene tres causas por las que debe responder. Además del homicidio preterintencional de su esposa, está acusado de lesiones leves y amenazas.

El debate continuará mañana.

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